Los viejos rockeros nunca mueren

Ayer a estas horas ya casi todos los medios y webs de golf, hacían eco la espectacular victoria, y mas adelante explico por que lo de espectacular, de Darren Clarke en el Open Británico de golf. Como muchos sabréis Darren es un jugador que lleva ya mucho tiempo en el circuito mundial y todos sabemos que hace 5 años no lo pasó nada bien en cuanto a lo personal, ya que su mujer murió de cáncer de mama, pero por caprichos de la vida ese mismo año el destino le recompensó con el ser el jugador talismán de la Ryder Cup ya que su ultimo golpe en los individuales valió para que el equipo europeo se quedara con la copa. Darren dice que cae bien a todo el mundo por que es «gordito» y bonachón, pero creo que cae bien a todo el mundo por su personalidad, su carisma, por su lucha y entrega, por su forma de tratar al público por que no niega un autógrafo a un niño y siempre se para con la gente.

Como español que soy me hubiera gustado que Jiménez, Sergio, Larrazábal o Quirós hubieran ganado el Open, pero cuando los nuestros pasaban dificultades por el campo y Darren se subía a lo mas alto de la clasificación una rara alegría me llenaba, era la consolidación de que el golf clásico, el de la vieja escuela, el que jugaban Faldo, Langer, Seve, Olazabal… un golf que es el polo opuesto al que vemos hoy en día, el de la imaginación de los golpes controlados a contra-viento, el de luchar contra el campo con la cabeza, y no con la potencia de los pegadores tipo Dustin Jonhson, que se quedo segundo a 3 golpes, se imponía claramente. Llamarme clásico pero la era del golf 2.0 en la que estamos, llena de tecnologías, hace que los jugadores que vienen de abajo, las nuevas generaciones, no tengan la imaginación suficiente para jugar los campos estrechos y duros o con las condiciones en las que se jugo este fin de semana en el Royal St. George. Hace unos meses estaba en la cancha de prácticas de mi club entrenando y veía a los chavales de la escuela haciendo lo mismo, pero no se paraban en cosas como pegar bolas bajas altas, cerrando, abriendo si no mas bien los veías entrenar hierros largos, maderas y drivers pegándolos a romper. Cada uno, cierto es que, juega como quiere pero se estilo de golf no es tan bello como el que desplegó ayer Darren Clarke , por eso lo de victoria espectacular.

Da gusto ver a jugadores calentar la bola y pegarla a 290 metros asegurándose un golpe fácil, pero ganarle golpes al campo por que tengas un repertorio de ellos bastante amplio es la mayor satisfacción que un golfista pueda tener al final del recorrido.

Bravo Darren y gracias por recordarnos que aun la vieja escuela sigue en auge.

Publicado el julio 18, 2011 en MundoPro. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

Deja un comentario